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HIPOXIFILIA O ASFIXIOFILIA (PRACTICA SEXUAL)

Por Clara Ivonne Granados García


Licenciada en Criminalística
CDMX
LMPSCCYC

Todos hemos leído noticias de personas que han muerto practicando la asfixia


autoerótica, es decir, asfixiarse hasta casi perder el conocimiento mientras te
masturbas. Esta práctica parece remontarse a varios siglos de antigüedad: está
registrada como práctica entre los esquimales y algunos pueblos asiáticos. La
práctica de la autoasfixia erótica se ha documentado desde principios del 1600.

También es habitual usar cinturones para apretar el cuello. En muchas películas


pornográficas es posible ver cómo uno de los amantes rodea con sus manos el
cuello del otro y lo asfixia. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría considera
que la privación de oxígeno con el objetivo de aumentar la intensidad del orgasmo
se clasifica como «hipoxifilia».

Con todo, apenas tenemos cifras concretas sobre el número de personas que
practica esta técnica, pero se estima que solo en Estados Unidos mueren
anualmente entre 500 y 1.000 personas por prácticas autoeróticas que implican
asfixia, electrocución, hemorragias tras la inserción de objetos en los genitales,
etc.

Lo que sí se sabe es que la asfixia autoerótica es la primera causa de muerte por


prácticas autoeróticas, ya sea por estrangulamiento o por asfixia por el uso de
bolsas de plástico alrededor de la cabeza.

El 28 de marzo de 2007, el New York Times presentó la historia de un


adolescente que sufrió un ataque cardiaco y pasó tres días en estado de coma
después de ahorcarse a solas. Meses después, tras su recuperación, se dedicó a
hacer presentaciones en escuelas para hablar contra este juego peligroso.

En cualquier caso, lo que se persigue es la llamada anoxia (es decir, la falta de


oxígeno en el cuerpo) con el propósito de aumentar el placer de la masturbación.
El 90 % de muertes por esta causa son masculinas, el 10 %, femeninas.

Hay varias razones. Por un lado, puede aumentar la excitación como parte de un
ritual bondage y masoquista extremo; por otro, la falta de oxígeno en la corteza
cerebral también genera pérdida de lucidez y alucinaciones que podrían emular la
acción de algunas drogas y aumentar la sensación de placer. Pero además,
algunas declaraciones de personas que lo practican aseguran que el aumento de
excitación física es muy considerable, hecho que concuerda con el principio
aparentemente ilógico de que el miedo incrementa el deseo y la intensidad sexual.

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