Pocos animales despiertan tanta fascinación como los grandes felinos. Son hermosos, majestuosos, fuertes, misteriosos, ágiles, impredecibles y excelentes depredadores, características que desde siempre han seducido al hombre, que les ha dedicado leyendas, libros, canciones y películas. También los ha venerado como dioses y los ha puesto en peligro de extinción, cazándolos desde tiempos inmemorables para vestir sus pieles o para exhibirlos en zoológicos y circos. Todo el mundo aprende desde niño a distinguir las diferentes especies de estos mamíferos carnívoros: león, tigre, pantera, leopardo, guepardo... ¿Leopardo y guepardo? ¿Seguro que todo el mundo conoce las diferencias entre estos dos félidos con motas?
A botepronto, lo primero que nos viene por la cabeza cuando pensamos en un guepardo es en su velocidad, siendo el animal terrestre más rápido del planeta al alcanzar los 115 km/h cuando corre hacia su presa. Por su parte, la imagen que se suele tener de un leopardo es la de un enorme y elegante gato encaramando a una gacela de Thomson en la rama de un árbol antes de devorarla.
Leopardos y guepardos se parecen porque pertenecen a la misma familia (félidos), pero también presentan diferencias ya que son de distintos géneros. El guepardo es el único que queda vivo de su género, el Acinonyx, mientras que el leopardo, también llamado pantera parda o pantera negra (color que adquieren algunos ejemplares por una mutación genética llamada melanismo), es un Panthera, género al que también pertenecen el león, el tigre y el jaguar, con los que comparte una singular modificación en el hueso hiodes que les permite rugir. De hecho, el sonido que emite cada uno de estos felinos es una de sus diferencias principales.
EL SONIDO: RUGIDOS Y GAÑIDOS
Afortunadamente no es necesario acercarse demasiado para comprobar si enfrente tenemos a un leopardo o a un guepardo. Como hemos dicho, el leopardo ronronea, gruñe y ruge de forma grave y gutural. El sonido del guepardo es más sorprendente. Es el único gran felino que no puede rugir; a cambio lanza gritos agudos y breves (gañidos) que en los oídos inexpertos pueden confundirse con el sonido de un ave o de un animal mucho menos temible.
TAMAÑO Y FISONOMÍA
El guepardo es fino porque está hecho para correr. Su cabeza es pequeña y redondeada, perfectamente concebida para la aerodinámica, y bajo los ojos tiene unas manchas muy características en forma de lágrimas negras, que le permiten no ser deslumbrado por el sol. Mide entre 1,10 y 1,50 metros de largo -sin contar con su cola plana, de entre 60 y 80 centímetros- y su altura no supera los 90 centímetros. Su peso oscila entre los 35 y 60 kilogramos.
Por su parte, el leopardo no es tan veloz, apenas 60 km/h durante un tiempo muy breve, pero a cambio es más voluminoso y fuerte que el guepardo, capaz de dar saltos horizontales de seis metros y verticales de tres. Sus extremidades están equipadas con uñas retráctiles (mecanismo del que no goza el guepardo) que le permiten trepar por cualquier tronco, incluso con la presa en la boca. Mide entre 90 y 1,90 metros de largo -sin contar con la cola redondeada, de entre 60 y 110 centímetros- y su altura no supera los 80 centímetros. Un macho adulto puede pesar hasta 90 kilos, mientras que la hembra no supera los 60.
PELAJE
Basta fijarse un poco para apreciar las diferencias en las pieles, que en ambos casos se utilizan como camuflaje. El guepardo presume de una piel con motas negras uniformes repartidas a lo largo y ancho del cuerpo, con mechones blancos rematando la punta de la cola y la parte inferior de la cabeza y cuello.
Por su parte, el leopardo presenta manchas de diferentes tamaños, las principales en forma de roseta con varias tonalidades en marrón y negro. En los ejemplares con melanismo (pantera negra), el pelaje no es totalmente negro, ya que, dependiendo de los reflejos, se pueden identificar las características manchas negras de la especie.
HÁBITAT Y CAZA
De los 100.000 guepardos que se calculaba había en 1900 se ha pasado a menos de 10.000 ejemplares en la actualidad, según datos de National Geopraphic. La mayoría de ellos sobreviven en las sabanas del este y el sudoeste de África. El guepardo caza a plena luz del día y en campo abierto con su sprint mortal. Sus presas favoritas son antílopes, gacelas, impalas y liebres.
El leopardo está presente en varias zonas de África, Medio Oriente y Asia (India y Sri Lanka, especialmente), ya que es capaz de adaptarse en sabanas, bosques, selvas, desiertos y montañas. Según apuntan desde el Bioparc de Valencia, prefiere cazar de noche y se alimenta de antílopes, gacelas, ciervos, cerdos, ganado o primates. Aunque prefiere hacerse con presas de hasta 40 kilos, también puede acabar cazando aves, reptiles e insectos. Incluso se ha observado cómo sustraen comida a otros animales.
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